jueves, 6 de agosto de 2009

Río Segura

El río Segura, conocido como Thader (palmera) por los romanos y War-Alabiat (río blanco) por los árabes, cuenta con casi 18.815 kilómetros cuadrados de cuenca en total (11.104 en la Región de Murcia) y 325 kilómetros de longitud.

El Segura nace en Pontones, provincia de Jaén, y en su recorrido atraviesa Albacete, Murcia y Alicante donde desemboca en el Mar Mediterráneo por Guardamar del Segura.
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La Cuenca del Segura, probablemente por ser la más deficitaria de España, es la mejor regulada de Europa.
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Es tradicional su carencia de agua en algunos tramos de la misma, y a lo largo de los siglos ha condicionado la vida de los murcianos por su irregularidad.
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A períodos de grandes inundaciones, seguían otros de grave sequía, repitiéndose de forma cíclica constantemente.

El desarrollo de la Región siempre ha estado estrechamente ligado a la economía del agua, una dependencia que explica la importancia del buen aprovechamiento de los recursos
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existentes a lo largo de los siglos.
Existen vestigios prehistóricos que confirman la existencia de importantes asentamientos humanos en la vega del río Segura desde los tiempos más remotos.
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Entre Calasparra y Cieza, se han localizado yacimientos Paleolíticos ( Almadenes y Barranco de los Grajos) y Neolíticos ( La Serreta y Los Grajos), únicos en el Arco Mediterráneo y declarados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

A partir de esta época el entorno del Río Segura ha permanecido habitada durante toda la historia, con la llegada de íberos, romanos, visigodos y árabes respectivamente.

Los íberos fueron la primera civilización en asentarse a orillas del Río Segura y aprovechar sus recursos desarrollando la agricultura o la pesca. También aprendieron a identificar los ciclos de crecidas y sequías adaptando al río sus sistemas de cultivo.

El sistema de riegos que se estableció en la Vega del Segura fue trazado inicialmente por los árabes tras la conquista de la Cora de Tudmir, aunque ya los romanos emplearon las acequias y pequeños acueductos para facilitar su uso.

Los árabes supieron aprovechar al máximo los recursos que ofrecía el Segura, estableciendo una extensa red de canalizaciones que llevaban el agua a todos los campos de cultivo de su cuenca. Norias, molinos, puentes y otras construcciones inundaron el paisaje a lo largo del río, permitiendo el florecimiento de la agricultura.

Pero con el tiempo, el auge económico y la prosperidad generada se convirtió en un problema de masificación, derivadas de la explotación de sus riberas y el cultivo intensivo en su vega.
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Un problema que obligó a establecer unos sistemas de reparto de agua que se mantienen en la actualidad.
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Hay que destacar que el río constituye un verdadero ecosistema fluvial y un importante vínculo entre los animales y vegetales que desarrollan su hábitat, especialmente a lo largo de la Vega Alta y parte de la Media.

Se pueden encontrar tramos de bosque de ribera o bosque galería (con sauces, espadañas, cañaverales, carrizos, olmos y rosales silvestres), así como chopos, álamos blancos, fresnos, zarzas y tarays en la franja intermedia.

En el bosque de rivera de la Vega Alta hay mamíferos emblemáticos, como la nutria, aves como el martín pescador, el mirlo acuático, las lavanderas o el ruiseñor, y anfibios, reptiles como los galápagos, peces como el barbo o la trucha.

Clima mediterráneo árido seco

La cuenca hidrográfica del Segura es característica por registrar importantes cambios de temperatura y climáticos, dependiendo de numerosos factores, como por ejemplo la latitud, topografía, orientación, exposición y distancia al mar, etc.

Tampoco las precipitaciones se distribuyen de forma homogénea, sino que guardan una estrecha relación con el relieve del terreno. En las montañas del noroeste de la cuenca, sometidas a vientos húmedos procedentes de las borrascas atlánticas del frente polar, es donde hay mayor concentración de lluvias, llegando a superar los mil milímetros por año como media. En cambio, esta media disminuye en las zonas más cercanas al litoral.

Además, los ciclos anuales tampoco se repiten regularmente, de forma que a años de sequías han sucedido épocas de inundaciones, y viceversa.

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Esta zona es una de las que cuentan con menor índice de precipitación anual de la Península (inferior a 300 mm. por año de media), además de una creciente aridez de los terrenos, que aumenta conforme se desarrolla el trayecto de la cuenca.

Con las temperaturas ocurre algo parecido. En las sierras del noroeste las temperaturas son las más bajas de la cuenca, y conforme se desciende hacia el litoral van aumentando, hasta alcanzar los 18º C de media anual.

En general, los meses más fríos son diciembre y especialmente enero, y los más calurosos julio y agosto, destacando el primero de ellos.

Alrededor de la cuenca del Segura, especialmente en las Vegas Alta y Media, se ha desarrollado una red de servicios y productos orientados al desarrollo de actividades de naturaleza (senderismo, escalada, espeleología, piragüismo, ect.) y de turismo rural (casas y hoteles rurales, aulas de la naturaleza, museos y centros de recepción de visitantes), que fomentan el uso del hábitat natural al tiempo que se disfruta del marco inmejorable de estas tierras.

El Balneario de Archena, con un manantial conocido desde la época romana, es otra de las alternativas que se ofrece en el Río Segura. Estas termas son internacionalmente reconocidas por la calidad de sus aguas y la singularidad de su entorno.

Los destinos más demandados para el turismo rural son: el Valle de Ricote, Calasparra, Cieza, Blanca, Archena y Beniel.

1 comentario:

  1. Por casualidad he ido a parar a tu blog, y me ha parecido una maravilla. Te felicito.Un abrazo.

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